miércoles, 31 de octubre de 2012

Del 1 al 5 de noviembre: Semana de los valores

La adolescencia se caracteriza por cambios en diferentes aspectos de nuestras vidas y a veces produce cambios en nuestra escala de valores. La siguiente presentación muesta algunos de esos cambios: Los invitamos ahora a leer unos cuentos y a pensar los valores que éstos reflejan y que deberíamos tener en cuenta: El niño y los clavos Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un calvo detrás de la puerta de su habitación. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que aprendía a controlar su enojo, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que era más fácil controlar su enojo que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su enojo. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar en la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: “has trabajado mucho hijo mío, pero ira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. “Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pedir perdón, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal duele tanto como una ofensa física. El Eco Un niño y su padre están caminando en las montañas, de repente, el hijo se cae, se lastima y grita, “Ay” Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña “Ay” Con curiosidad el niño grita “¡quién está ahí?” recibe como respuesta “¿quién está ahí?. Enojado por la respuesta el niño grita “Cobarde!” y recibe como respuesta “Cobarde!” El niño mira a su padre y le pregunta, “qué sucede?”. El padre sonriendo le dice: “Hijo mío, presta atención”, y grita a la montaña “te admiro!” y la voz le responde “te admiro!”, de nuevo el hombre grita “eres un campeón” y la voz le responde “eres un campeón” El niño está asombrado pero no entiende, el padre le explica: “La gente lo llama ECO, pero en realidad es la vida, te devuelve todo lo que dices y haces. Nuestra vida es solamente un reflejo de nuestras acciones, si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor; si deseas felicidad, d a felicidad a los que te rodean; si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces. Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida, la vida te dará de regreso exactamente aquello que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti. Alguien dijo: “Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando” El alacrán Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: “¡Perdone, pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará?” El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar”. Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

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